viernes, 31 de julio de 2015

lunes, 27 de julio de 2015

Hace ya un tiempo, después de charlas interminables, kbs de mails/mensajes-privados-de-facebook, linkeo compulsivo y eterno agradecimiento a Wordpad, este texto salió a la luz para acompañar "Con la fuerza de lo étereo", la muestra de mi amiga Clari Esborraz:



Los sintítulos de Clara corren, se desgarran, se arrugan, se encierran a sí mismos en sus delicados márgenes. Oponen su resistencia al mundo, ¿cuántas marcas puede soportar el papel?

Piden más, o que pare. Suplican cuidado, atención. O perderse en el ambiente, salir de él, volver, interactuar.

¿Es que la pintura habla? Quizás solo deviene. Su fuerza misma la conduce hacia aquello que debe ser, como un destino fatal. Y ahí está, inevitable, modificándonos: nuestro cuerpo y una pulgada/un milímetro/ el mínimo contacto>una marca más>el registro de todo lo que acontece.

Aún así La Pintura no está ahí. Y la de Clara, huidiza, no deja de irse una y otra vez: prendida por sutiles alfileres escapa del ineficaz deseo del marco que con su fijeza intenta atraparla. Es tan frágil que cuando pestañee, su mundo va a desaparecer.

Entonces la obra cae, se desvanece y es solo un dato en la memoria de quienes la vivencian. (¿Solo un dato?) Una experiencia/una construcción/poiesis de la subjetividad. Intento de salida, de des-figuración, de vuelta al mundo-sin-nosotros, regreso al sin-código.

¿Cómo escapar del código? ¿Cómo descodificar(se) por completo? ¿Cómo alcanzar a la pintura que huye? (¿Por qué pintura? ¿Por qué no huir también?) Huir desde el gesto. La acción. La acción es pintura. La pintura es quizás todo aquello que simplemente sucede.

domingo, 26 de julio de 2015

Ensayamos una ortopedia del amor.

Repetimos posiciones inconclusas
en un baile lento y dudoso.

El frío se escurre entre los espacios vacíos. Lo tengo instalado en la espalda.